En su proyecto fotográfico, Emilie parte de un rechazo a las normas, y un sentimiento de estima y deseo por cuerpos «de todas las edades, tallas, géneros y colores»: “cuerpos disidentes”. Este concepto hace referencia a las personas que no caben en las normas del cuerpo que estamos acostumbrados a ver representados. Según Emilie Hallard, un cuerpo puede ser “disidente” por no ser blanco, tener discapacidades que se perciben o no, ser mayor de edad, etc. Su trabajo se asoma a los márgenes de esa norma para desvelar que detrás de elle se esconde el privilegio de identidad, sexualidad, genero, capacidad, raza… y sobre todo, la falsa creencia de que la norma es siempre lo más frecuente, lo preferente, lo principal o lo “correcto”.  

Durante 10 años saco fotos a varias personas que normalmente no estamos acostumbrados a ver representadas y menos desnudas. Por esta razón, este proyecto tiene matices políticos por destacar las desigualdades.   

Se cuestiona sobre la influencia de la publicidad y de las redes sociales, quienes muestran un cuerpo ideal, delgado y bien musculado. Garantizando una supuesta felicidad a través de estos cuerpos perfectos.

A través de la exposición de fotos hemos podido abordar varios temas: la representación de la mujer negra, del cuerpo de una mujer mayor, de personas perteneciente a la comunidad LGBTQ+ y también de individuos con un diversidad funcional.

Este término de “diversidad funcional” llama la atención cuando se escucha por primera vez. Al principio no se sabe mucho a qué hace referencia. Esta terminología se utiliza para hablar de las personas con discapacidades, pero marcando la manera diferente que tienen de actuar en la vida. Un ejemplo que ilustra esta nueva mirada es cuando un modelo de la fotógrafa le dijo que regresara “paseando” con la silla de rueda para no decir “andando”.  

Dar visibilidad a las personas en silla de ruedas es el nuevo proyecto fotográfico que ocupa a Emilie Hallard.