Una abogada, casada y con dos hijas, cae bajo el hechizo de su hijastro de 17 años. Deseo, placer, un posible escándalo. La cineasta rompe con la moral en este thriller amoroso protagonizado por una deslumbrante Léa Drucker.
Recién casada con Pierre (Olivier Rabourdin), Anne (Léa Drucker) se traslada con sus dos hijas adoptivas a la hermosa finca de éste, donde descubre a su hijastro de 17 años, Théo (Samuel Kirchner). El adolescente, seguro de sí mismo, seduce a Anne y ella cae en sus brazos. Pero ella es incapaz de poner fin a la aventura, y Théo cae a su vez bajo el hechizo de la pasión, que revela a su padre.
Remake de la película danesa Dronnigen (2019), de May el-Toukhy, El último verano es, según su directora Catherine Breillat, «la síntesis de toda (su) obra», ya que aborda «los temas de la mentira y el moralismo que le son muy queridos». Como de costumbre, la directora se toma su tiempo para establecer a sus personajes y lanzar la trama. Se trata de ritmo, y aquí el encuentro entre Anne y Théo está perfectamente sincronizado para dar credibilidad a un amor improbable que se convertirá en obsesivo, a punto de destruir a la nueva familia de Anne y su carrera de abogada.
Si la escritura y la progresión de la historia son una de las grandes virtudes de la película, su reparto es otra. Léa Drucker pasa de ser una mujer encantadora a estar plagada de dudas existenciales, y Samuel Kircher, de engreído a atribulado, con una convicción asombrosa en su primera aparición en la pantalla. Como el marido engañado, Olivier Rabourdin es perfecto en su despreocupación, que se ve arrastrada por la revelación del adulterio casi incestuoso, sólo para caer en una negación protectora.
Si bien la diferencia de edad en el amor no es infrecuente en el cine (Lolita, El soplo al corazón, Boda blanca…), El último verano la aborda desde un ángulo inesperado. Coloca las mentiras en el centro de la película, utilizándolas y rechazándolas a medida que evolucionan los personajes, culminando en un final sorprendente que cuestiona la moralidad. Catherine Breillat, figura a menudo controvertida, une a la gente con el encanto transgresor de El último verano.