Con la vuelta a la normalidad, el cine francés desembarca nuevamente en Madrid para presentar en primicia los títulos que llegarán a nuestras pantallas los próximos meses. Bajo el lema FRANCIA ESTÁ EN PANTALLA y organizada por UNIFRANCE, la cita tendrá lugar del 9 al 12 de junio en Madrid y ofrecerá una panorámica de la producción francesa más reciente.

Antoine parece no escuchar a nada ni a nadie: a sus alumnos, a sus compañeros, a sus amigos, a sus colegas de trabajo, a sus amantes… Todos le exigen más atención y le recriminan su falta de concentración y empatía. Aunque hay una buena razón para que Antoine no escuche a nadie: aún es joven pero ha perdido mucha audición.

Su nueva vecina Claire, que ha venido a vivir temporalmente con su hermana y su hija tras la pérdida de su marido, sueña con la paz y la tranquilidad. No es lo ideal tener de vecino al ruidoso Antoine, con su música estridente y su despertador que suena sin parar. Y sin embargo, Claire y Antoine están hechos el uno para el otro.

Tras pasar su infancia en Estrasburgo, Pascal Elbé comienza su carrera como actor en el teatro. Se da a conocer en un grupo en el que, junto con sus compañeros, escribe dos comedias con las que consigue un enorme éxito en el Splendid y en el Café de la Gare: “La caridad bien entendida” (“Charité bien ordonné”, 1992) y “¡Todo va sobre ruedas!” (“Tout baigne !”, 1995). Llegará a formar parte del reparto de la adaptación cinematográfica de esta última obra, “Todo va sobre ruedas!” (1999), pero antes interpreta sus primeros papeles en la pantalla, en comedias de Gérard Jugnot (“¡No había que hacerlo…!”, “Fallait pas !…”) o de Ariel Zeïtoun.

Pascal Elbé salta a la fama en 2003 gracias a la emotiva comedia de Michel Boujenah, “Padre e hijo” (“Pére et fils”), en la que encarna a uno de los tres hijos de Philippe Noiret. Ante Charles Berling y Bruno Putzulu, se impone como la verdadera sorpresa de esta película, de la que es coguionista y que le hace merecedor de una nominación al César como mejor actor revelación. Posteriormente participa en comedias en las que comparte protagonismo con otro actor: en “Con el amor en los talones” (“L´Amour aux trousses”), con Dujardin; en “El cactus” (“Le Cactus”), con Cornillac. Sin embargo, no se encasilla en este registro; realiza un destacado trabajo en la película policíaca “Malos perdedores” (“Les Mauvais joueurs”), en 2005.

A veces aparece como seductor (en “Todo para gustar”, “Tout pour plaire”, de Cécile Telerman, que volverá a dirigirlo en “Algo que decirte”, “Quelque chose à te dire”), a veces como mejor amigo (“Mis amigos, mis amores”, “Mes amis, mes amours”) o jugando con su imagen de hombre viril al encarnar al compañero de Lambert Wilson en la comedia gay “Como los demás” (“Comme les autres”). Tras compartir pantalla con Sandrine Bonnaire en la austera película “Un corazón sencillo” (“Un coeur simple”) y con Sandrine Kiberlain en “Romaine, a menos de 30” (“Romaine par moins 30”), Pascal Elbé, que sabe ser fiel en la amistad, vuelve a los directores de sus comienzos: Ariel Zeïtoun (“El último gánster”, “Le Dernier Gang”, 2007) o Michel Boujenah (“3 amigos”, “3 amis”). Cuando le toca ponerse detrás de la cámara (“Cabeza de turco”, “Tête de Turc”, 2009), confía el papel de protagonista al actor que le ha dirigido en “Mala fe” (“Mauvaise foi”): Roschdy Zem.

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