El joven barítono alemán Konstantin Krimmel y el no menos joven cuarteto español Cosmos nos deleitan con un programa muy poco convencional.
Es verdad que comienza con el Cuarteto nº 10 de Schubert, una obra de juventud que ya trasluce los rasgos del genio, pero concluye con una página como el Notturno del compositor suizo Othmar Schoeck, que integra la voz y la palabra al usar poemas de Nikolaus Lenau y Gottfried Keller, y que será para muchos todo un descubrimiento. Entre ambas piezas, el Cuarteto, M 35 de Maurice Ravel, contemporáneo de su Shéhérazade y que suscitó división de opiniones en su estreno: de la desafección de Fauré al elogio de Debussy.