Durante una conferencia en Tokio de 1978 titulada “La filosofía analítica de la política”, Foucault hace surgir una figura que no aparece previamente en su itinerario intelectual, y a partir de este momento no sólo no dejará de abordarla, sino que el interés por ella incrementará con el paso del tiempo, al punto de dedicarle un análisis exclusivo pocos meses antes de su muerte, en la última de sus actividades académicas. La pertinencia de dicha figura para lo que aquí nos compete, “El bestiario de Michel Foucault”, se explicita con una claridad que difícilmente podamos conseguir en cualquier otra, sobre todo porque las marcas de lo bestial ya se anuncian en su nombre: el cínico. Además de discernir en qué consiste la originalidad de la interpretación foucaultiana del cinismo, pretendemos comprender qué función ejerce este fenómeno en las disertaciones del así llamado “último Foucault” y por qué esa extraña criatura teratológica que es el filósofo perruno (y justo eso significa cínico, “perruno”), ese chucho antropomorfizado u hombre cánido, se convirtió para él en un personaje protagónico.

Licenciado en Filosofía por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Magister en Estudios Avanzados en Filosofía y Doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Ha impartido clases en condición de profesor contratado en la UCAB, así como de colaborador honorífico en la UCM. En estos momentos realiza su investigación posdoctoral, titulada “La gubernamentalidad desnuda en Foucault” en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano (UAHC).

Moderador: Agustín Colombo (Universidad Complutense de Madrid)