La vinculación actual del “sacerdote pedófilo o pederasta” con la condición de “depredador sexual” y de “monstruo” es un tópico recogido por los discursos y representaciones mediáticas. Esas mismas connotaciones están presentes en los testimonios de las víctimas. Sin embargo, ese “monstruo” encarnado en la subjetividad del sacerdote abusador de nuestro tiempo no es ya el ”monstruo político” que Foucault analizó en el curso de Les anormaux (1974-75). 

Condenados de derecho común, dilapidadores de las riquezas familiares, brujas y enamorados, vagabundos, suicidas o insensatos se agolpan tras los muros en los que se ha encerrado, a lo largo del siglo XVII, la miseria: esto es una experiencia propiamente clásica de la pobreza.

Es esta figura del miserable ─de los miserables, puesto que para nosotros siempre se aparecen en plural, como conjunto de elementos disyuntos─ la que va a ser objeto de investigación en la segunda sesión del seminario “El Bestiario de Michel Foucault”. 

En el libro Yo, Pierre Rivère…, Foucault reflexiona sobre la aparición de la psiquiatría como disciplina relevante dentro del proceso penal, así como sobre la figura del asesino «incomprensible» tal y como es interpretada dentro de la medicina de la época. 

«¿Tenemos realmente necesidad de un sexo verdadero?». En 1978, Michel Foucault se interesó en los dispositivos de biopoder que condujeron al suicidio, en 1868, a un sujeto intersexual como Herculine Barbin, tras someterlo forzosamente a un proceso jurídico-médico de reasignación de género. 

¡Histéricas! Irracionales, sensibleras, dramáticas, exageradas, quejumbrosas, demandantes… unas «locas”. La figura de la histeria ha acompañado en nuestra cultura el imaginario de la feminidad trastornada.

A lo largo del trabajo de Michel Foucault la histeria aparece como figura recurrente: por un lado, se sitúa en el cruce de las reflexiones en torno a la locura y la emergencia de la sexualidad en el seno de las ciencias humanas y sociales; por otro, la histeria se sitúa en el seno de las relaciones de poder y resistencia que se despliegan en los asilos y los hospitales psiquiátricos.

El discurso de Foucault sobre la masturbación es un análisis sobre la constitución de un cuerpo burgués que progresivamente será extendido hacia las clases populares. Así, tras la aparente persecución del onanismo, Foucault encuentra un eje fundamental del capital simbólico de la burguesía: la elaboración de un cuerpo sexualizado cuyo cuidado se convierte en símbolo político y moral. En ese cuerpo comienza a entrometerse insidiosamente una panoplia enorme de profesiones médicas y psicológicas. La intervención se centrará en las pistas que Foucault da para analizar algo muy presente hoy en día, la preocupación por el cuerpo y la inquietud por el sobrepeso y la obesidad.

En Vigilar y castigar, Michel Foucault estudia la prisión para analizar la aparición de varias técnicas disciplinarias. En concreto, señala brillantemente los efectos que el examen y la normalización tienen en la producción de un nuevo sujeto que será objeto de conocimiento: “El delincuente”. A partir de esta notable aportación, y trayéndola al presente, se reflexionará sobre la importancia de esta figura en la comprensión, así como en la gestión, de ciertos problemas sociales en términos de “delincuencia”. Se discutirán, también, algunas funciones más amplias que cumple la existencia de esta bestia foucaultiana, desde la definición de grupos hasta la difusión de una sensación de justicia en una sociedad desigual.

En 1634, en el pequeño pueblo francés de Loudun, tuvo lugar un fenómeno extraño que dio lugar a una leyenda demoníaca: las devotas monjas del convento fueron poseídas por espíritus diabólicos que las obligaron a satisfacer sus deseos carnales. La sexualidad y el deseo golpearon las puertas de la moral religiosa de la contrarreforma imponiendo el registro de un exceso que fascinaría los estudios de Michel Foucault. En esta sesión nos dedicaremos a analizar el caso desde sus implicancias históricas, jurídicas, sexogenéricas y psicológicas, trazando una perspectiva crítica que recorre la obra de Foucault desde sus inicios, y puede reconocer en «Las Posesas» un antecedente de la moderna mujer «histérica».

En esta sesión quisiera aportar la imagen del Foucault más romántico, del Foucault más sensible hacia lo marginal, del Foucault transitado por la monstruosidad. Para ello, tomaremos sus clases publicadas bajo el título «Los anormales» y sus conceptos de heterotopía y cuerpo utópico como pista de salida y los pondremos a jugar en una mirada hacia el cine de terror como lugar común de nuestra cultura y subtexto de nuestra conciencia.