“Observo cómo las manos vivas, hábiles y expertas de Jean-Claude Correia recorren el papel.
Se mueven a un ritmo muy particular. Luego, como superposición, pienso en las manos de un pianista tocando una obra musical. Con paciencia y durante horas, sus dedos doblan, voltean y retuercen el kraft sobre grandes superficies preparadas de antemano: pigmentos, acrílico, grafito, tinta… Jean-Claude Correia realiza una verdadera obra benedictina. Ralentiza el espacio del tiempo para dejar espacio a su reflexión sobre el mundo, donde todo es pliegue, sombra, luz, movimiento. En nuestra presentación, las obras recientes de Jean-Claude Correia, fuertes y personales, son el resultado de un largo proceso de investigación.”